viernes, 13 de mayo de 2011

Tras la verja de la seguridad..





- ¡¡Joder!! ¡¡¡Cerrar, cerrar!!! ¡¡Cerrar la puta puerta, que vienen!!
La puerta blindada de doble hoja se cierra, dejando a los putrefactos animales tras 170kg de acero. Las criaturas, furiosas, explotan de deseo profiriendo un sonido desagradable, aun con casi un palmo de blindaje. 
- Arf, arf, arf...[Recuperando el aliento...] Creo que tengo que presentarme, me llamo Renfield. Pueden llamarme asi, o Ren, Re, o como querais. Como vereis, soy el nuevo superviviente (creo) de este refugio. Pero, permitidme respirar un poco, que me arden los gemelos...
[Se quita una enorme mochilla estilo militar marca Coronel Tapioca que llevaba a la espalda, y se sienta apoyado sobre una de las paredes de la estancia]
- ¡Dios! Hacía mas de 6 meses que no corría asi. ¡Joder! Acabo de salir de mi refugio, harán apenas dos horas. Al principio nos fue bien, tanto a mis compañeros como a mi. Pero, poco a poco la comida fue escaseando. Estabamos dentro de una tienda de zapatos, sé que no es mucho, pero las verjas eran fuertes. Algunos de mis compañeros, decían de ir hacia el supermercado asiatico que teniamos enfrente, a 100 metros. Yo me opuse, pero no sue suficiente contra 6 personas. Abrieron la verja, e hicieron el intento de salir. Pero la verja hizo demasiado ruido, y no dieron ni 100 pasos que fueron todos devorados ante mis ojos. Yo, sin poder casi pensar, instintivamente cogí la HK que encontramos en un furgón varios meses atrás, la mochila, y salí corriendo como si no tuviera piernas, sino ruedas. 
Creo que eso les alertó lo suficiente, como para lanzarse a por mi. ¡Dios! no he corrido tanto en toda mi vida. ¿Sabeis esa sensación de ir a desmayarte? Os lo tomareis a cachondeo, pero, si te pellizcas los pezones se te quita. Yo lo descubrí, corriendo como un alma. Corrí tanto, que mi corazón bombeaba ácido sufúrico, y mis pulmones, emanaban gas mostaza. Era como respirar dentro de una sauna. Cuando veía que mis fuerzas flaquaban, pillizco. Y asi, soporté esas dos horas corriendo. Hasta que vi vuestro cartel, y viendo que aun me quedaban al menos otro km y que estaban demasiado cerca (De tantos gritos, los corredores se hacían paso a traves de los lentos) empezé a serpentear entre los coches abandonados. Eso me dió al menos un par de minutos de librertad. Y eso es todo, toqué la puerta, me abristeis, y el resto de la historia ya la conoceis. Voy armado, pero no soy peligroso. Y creo que vosotros tampoco, asi que, podeis bajar las armas. No quiero ser irrespetuoso, pero. ¿Que hay de comer? ¡Me muero de hambre!

No hay comentarios:

Publicar un comentario